Mural de las prohibiciones verdes de la BLF (Federación de los trabajadores de los constructores)
El origen de las “prohibiciones verdes”
Jesús M. Castillo, profesor del Departamento de Biología Vegetal y Ecología (Universidad de Sevilla) y militante de En lucha.Las prohibiciones verdes son, quizás, el mejor ejemplo de un movimiento sindical eficaz a la hora de luchar contra la degradación ambiental. Nacieron en Australia en los inicios de los años setenta y aún continúan vivas. Una prohibición verde se produce cuando los y las trabajadoras organizados en un sindicato se niegan a trabajar en un proyecto que consideran injusto social y/o ambientalmente, de manera que se produce un boicot obrero.Los y las trabajadoras organizados en la Federación de Trabajadores de la Construcción de Nueva Gales del Sur (New South Wales Builders Labourers Federation) junto con asociaciones de vecinos y grupos ecologistas frenaron la especulación urbanística en grandes ciudades, especialmente en Sydney. Estas ciudades australianas sufrían una ola de especulación inmobiliaria que comenzaba a inundarlas con grandes edificios para oficinas. Al mismo tiempo que se llevaban a cabo estas operaciones especulativas, la gente que buscaba una primera casa no la encontraba.
En este contexto, Jack Mundey, uno de los dirigentes de la Federación de Trabajadores de la Construcción de Nueva Gales del Sur exponía (Tully, 2004):¿Para qué queremos sueldos mayores únicamente si tenemos que vivir en ciudades sin parques, despobladas de árboles, con una atmósfera envenenada por la contaminación y que vibran con los ruidos de miles de unidades privadas de transporte?Las luchas contra la especulación urbanística se llevaron a cabo mediante las conocidas como “prohibiciones verdes” a la construcción o a la demolición por motivos medioambientales, sociales y de patrimonio. Los trabajadores de la construcción se negaban a trabajar en proyectos antisociales y antiecológicos, normalmente porque se lo pedían grupos ciudadanos organizados. De esta manera los trabajadores frenaron la gentrificación de los barrios obreros residenciales más céntricos. Llegaron a salvar más de cien edificios históricos y emblemáticos de Sydney, zonas verdes o con vegetación silvestre que quedaban como islas en medio de la matriz urbana, barrios enteros de clase trabajadora e, incluso, los jardines botánicos de Sydney que iban a ser transformados en un parking para la famosa Casa de la Ópera. Muchas de estas zonas salvadas por los trabajadores de la ola de hormigón especulativa son visitadas actualmente por miles de turistas cada año.Entre 1971 y 1974 hubo más de veinte prohibiciones verdes en Sydney. Por aquel entonces, cerca del 70% de los trabajadores del sindicato eran inmigrantes, habitualmente los obreros con menor formación y que hacían los trabajos más duros y peligrosos. Muchos no hablaban inglés. Durante los años sesenta, el sindicato estaba dirigido por burócratas corruptos que no se preocupan de sus trabajadores, hasta que activistas de base afiliados al Partido Comunista Australiano y al Partido Laborista tomaron el poder tras una dura lucha de cerca de diez años. Tras este cambio, el sindicato impulsó en 1970 una campaña de huelgas pidiendo un aumento de sueldo y una mejora de las condiciones de trabajo. Los empresarios cedieron tras cinco semanas de huelga que les cogieron totalmente por sorpresa dada la cultura de inacción del sindicato hasta aquel momento. Durante las semanas de huelgas, los trabajadores ganaron mucha dignidad y autoconfianza y conocieron las posibilidades de la autoorganización, por ejemplo, para elegir a sus representantes directamente u ocupar su lugar de trabajo (Tully, 2004).texto completo aqui
En este contexto, Jack Mundey, uno de los dirigentes de la Federación de Trabajadores de la Construcción de Nueva Gales del Sur exponía (Tully, 2004):